El máximo dirigente del movimiento de resistencia yemení, Ansarullah, Sayyed Abdul Malik Al-Houthi, denunció este jueves la agresión contra la República Islámica de Irán como un «desarrollo peligroso» a nivel regional, mientras Estados Unidos mantiene su práctica de engaño respecto a la nación persa.

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Durante un discurso televisado, Al-Houthi subrayó que la agresión del régimen sionista ocurrió cuando Irán, siguiendo su doctrina fundamental, no persigue programas de armas nucleares.

El líder yemení explicó que la República Islámica ha sido blanco de Occidente debido a su apoyo inquebrantable a la causa palestina y su negativa a ceder ante las presiones, agregando que las potencias occidentales rechazan la existencia de un Irán «independiente».

Occidente instrumentaliza tema nuclear

Al-Houthi destacó que Occidente utilizó la cuestión nuclear como pretexto para agredir a Irán, mientras varios países, incluido Estados Unidos, poseen arsenales nucleares y los han empleado históricamente.

«La primera entidad que debería ser privada de armas nucleares es el enemigo criminal israelí que continúa escapando del castigo», declaró el dirigente yemení durante su intervención.

Según Al-Houthi, el apoyo iraní hacia las naciones musulmanas oprimidas genera preocupación entre los adversarios, constituyendo una de las «principales razones del odio» contra el país persa.

El líder de Ansarullah describió a Irán como una nación independiente y libre que ha establecido la causa islámica basándose en su autonomía, sin rendirse ante las presiones occidentales.

La agresión contra Irán, señaló Al-Houthi, representa un escándalo para Estados Unidos y evidencia su recurso al «engaño estratégico» como política exterior.

«El enemigo ha fracasado en alcanzar sus objetivos de agresión, por los cuales Estados Unidos también se esfuerza, gracias a la resistencia, unidad y respuesta devastadora de Irán», afirmó el dirigente yemení.

En la operación de represalia del jueves, enmarcada en «Promesa Verdadera III», el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) empleó misiles y drones contra objetivos en territorios ocupados.

Según el comunicado del CGRI, esta fase se dirigió contra instalaciones militares e industriales afiliadas al complejo militar-industrial israelí en Tel Aviv y Haifa.

La declaración del CGRI detalló que la operación de drones involucró más de cien tipos de artefactos de combate y suicidas contra objetivos militares israelíes, especialmente interceptores antimisiles en Tel Aviv y Haifa.

Estas operaciones de represalia responden a la agresión militar israelí que provocó el asesinato de numerosos comandantes militares de alto rango, científicos nucleares y civiles.

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